¿Cómo es el Reino de Dios?  Parte 2

¿Cómo es el Reino de Dios? ¿En qué se diferencia de los reinos de este mundo?

Mateo 13: 31-32 dice: Les presentó otra parábola, manifestando: “El reino de los cielos es como un grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo. Es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es más grande que todas las plantas del jardín y se convierte en árbol, de modo que las aves del cielo vienen y hacen nidos en sus ramas”.

Y Mateo 13:33 menciona: “Les he contado otra parábola”… “El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que quedó todo leudado”.

Ambas parábolas pintan una imagen del reino de Dios que nos enseña a sus seguidores esta lección desde distintos aspectos.

La primera lección trata sobre la pequeñez. La palabra de Dios nos manifiesta que él usa las tonterías del mundo para avergonzar a los sabios (1 Corintios 1:27). Una semilla de mostaza es un gran ejemplo de esto.

 ¿Quién imaginaría que un árbol de más de 10 pies puede nacer y crecer a partir de una pequeña semilla?. Pero con Dios, el tamaño de una cosa no significa el valor de su grandeza. La palabra de Dios también nos menciona que no despreciemos el día de los pequeños comienzos. (Zacarías 4:10) 

Todo tiene que empezar en alguna parte. Hoy vivimos en un mundo de “influencers” y “videos virales” y nos hemos olvidado del proceso de crecimiento. Nuestra búsqueda de la gratificación instantánea, el graduarnos en la universidad, el saltar a un salario de seis cifras y seguir adelante con una carrera e ir cumpliendo los paradigmas del mundo, nos hace pensar que eso es crecimiento y que así es como deberían ser las cosas.

Sin embargo la Biblia nos dice que,  no debemos descartar las pequeñas cosas de la vida. No debemos despreciar nuestros días de empezar de a poco. No debemos caer en la tentación de apresurarnos, evitando el proceso de crecimiento, porque puede ser doloroso, agotador y lento, queriendo avanzar de la infancia a la sabiduría, de la noche a la mañana.

He tenido temporadas en las que me desagradaba mi voz, mi voz es suave y aguda y al ser poco llamativa, me ha hecho sentir que no cuenta o no importa. Sin embargo. ¡Dios me ha dado un mensaje para compartir y espero transmitir USANDO MI PEQUEÑA VOZ!

Dios me está enseñando que mi pequeña voz, plantada por él, regada y cultivada por él, se convertirá en algo utilizable y que producirá frutos para SU REINO. Pero tengo que estar dispuesta a poner mi voz a su servicio, en sus hábiles manos.

He visto una y otra vez la importancia del proceso de crecimiento con mi voz. Me ha permitido sentir compasión por aquellos que se sienten sin voz. Yo también me sentí así.

Jesús usa las parábolas de la semilla de mostaza y la levadura en el pan para demostrar el proceso por el que atravesaría la iglesia cristiana. Comenzaría con pequeñas semillas plantadas y un poco de levadura en cada uno de nosotros, representados en la tierra y la harina. Con el tiempo, el cuidado y el amasado de las semillas se convierten en árboles y la levadura convierte la harina en un pan suave y esponjoso.

Haz un viaje conmigo por un momento. Haz una pausa y reflexiona sobre tu vida.

¿Cuáles son los dones que tú tienes, que descartas, o asumes que Dios no utilizará o no podrá usar, porque no son “tan buenos como los de otra persona”?

¿Qué posesiones tienes que crees que son demasiado insignificantes para que Dios las use?

¿Cómo te está usando Dios para su reino hoy?, ¿Comparas tus pequeños dones, con los de otras personas que consideras más grandes ?  

A nuestro Dios no le preocupa el tamaño de nuestro don; de hecho, no le impresiona lo que tenemos, ya que él lo posee todo y nos lo ha dado todo.

En los evangelios aprendemos sobre la viuda que dio dos blancas, que son similares a las monedas de un centavo de nuestro tiempo, así que, por sí sola, la ofrenda de la viuda era insignificante. Pero a los ojos de Dios fue un gran sacrificio. Jesús dice: Marcos 12: 43–44 “De cierto os digo que esta pobre viuda ha echado más en el tesoro que todos los demás. Todos dieron de su riqueza; pero ella, de su pobreza, puso todo, todo lo que tenía para vivir” 

Con estas tres parábolas: La Semilla de Mostaza, La levadura en la Harina, y la Ofrenda de la Viuda, tenemos una lista de enseñanzas que si las reflexionamos, nos llevan a algunas preguntas importantes sobre cómo vivimos el día a día.

¿Estamos dispuestos a darlo todo?.

¿Darle a Dios incluso lo que parece insignificante? 

¿Podemos ver las pequeñas cosas de esta vida con una perspectiva de lo que es posible en las manos de Dios?.

¿Somos capaces de reconocer que Dios no desprecia los pequeños comienzos y nosotros tampoco deberíamos?.

¿Podemos realmente valorar el proceso de crecimiento y no intentar eludirlo?.

¿Somos capaces y estamos dispuestos a salir de nuestra pobreza espiritual y confiar en Dios con nuestro don?.

Únase a nosotros esta semana en Cup of Hope, los lunes, miércoles y viernes a las 6:45 am hora central (transmisión en vivo en Facebook, YouTube o la aplicación R4LC)