Copa de Esperanza: AutoControl

Hola, buenos días, es hora de una Copa de Esperanza.

 

Soy Stephanie Winslow y estoy muy agradecida de estar con ustedes hoy para traerles otro mensaje de la Palabra de Dios.

 

Levantemos nuestras copas y pidamos al Señor que nos llene con la esperanza que tiene reservada para nosotros, con el poder de Su Palabra.

 

Dios es tan bueno, él se está moviendo, trabajando por nosotros y si prestamos atención podemos verlo en las cosas más pequeñas y en las cosas más grandes de la vida. Él está con nosotros en cada paso del camino.

 

Les quiero compartir una historia porque fue genial.

Ayer Marshall, mi esposo, estaba cavando donde queríamos plantar una palmera y entonces, cavando, golpeó algo duro en el suelo, era como una roca sólida, justo en el lugar donde íbamos a poner la palmera.

Entonces, literalmente, paró, se detuvo por un minuto y dijo: Señor, ten misericordia y la roca, al golpearla, inesperadamente empezó a romperse. Un día fue una pieza sólida de roca y al otro día ya estaba cediendo.

Marshall estaba sorprendido, pero, realmente es él.

 

Dios se preocupa por los pequeños detalles de nuestras vidas.

Él se preocupa por nosotros, desde sembrar una pequeña planta hasta cualquier resistencia que podamos enfrentar en nuestra vida.

 

Pero tal vez, esa resistencia, igual que la roca, es la que vivimos cuando estamos en oposición a la forma en que el mundo dice que está bien vivir, y nosotros, sabiendo la verdad sobre la que estamos viviendo, porque conocemos la palabra de Dios, ésta nos puede causar división y separación entre nosotros y nuestro entorno, pero, Dios lo sabe y el honor de Dios siempre permanece firme a sus promesas, cuando nos mantenemos en su palabra. Cuando le confiamos a Él, las pequeñas y las grandes cosas de nuestras vidas, estamos cavando el agujero para nuestra planta, así como cuando tomamos decisiones importantes que impactan nuestra vida y, o la de nuestra familia, siempre podemos confiar en que Dios está en control de todo.

 

Hemos estado analizando algunas de las virtudes como creyentes, a medida que llegamos a conocer a Dios, a medida que pasamos tiempo en él, nuestra relación con Él, comienza a cambiar de adentro hacia afuera.

 

Dios toma nuestro corazón de piedra, que una vez tuvimos y lo convierte en un corazón de carne, un nuevo corazón en Cristo que debemos cuidar, un corazón de carne que corre el riesgo de encallecerse con el tiempo hasta volver a ser de piedra.

Esta es una oportunidad para que pidamos a Dios que nos remueva el callo que se ha acumulado en nuestros corazones a lo largo de los años, especialmente para aquellos de nosotros que hemos estado rodeados por el cristianismo toda nuestra vida, esto no es nada nuevo.

A menudo nos volvemos insensibles, por las cosas, por las circunstancias y olvidamos que es realmente tener un corazón de carne.

Hoy, nuestra plegaria es para que Dios nos ayude a crecer en este tipo de virtud, el autocontrol.

 

Señor ayúdanos a crecer en Autocontrol.

 

Vamos a ver el capítulo cinco de Primera de Tesalonicenses, versículos seis y ocho. Dice así,

v6. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

v8. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

 

El autocontrol es casi como el guardia de los guardias, en una torre de vigilancia, el autocontrol actuará como ese gran guardián para nosotros, es un escudo protector entre nosotros y lo que está sucediendo.

 

Así que, este muro de autoprotección que es el autocontrol, me impide tomar decisiones, juzgar, incluso responder y reaccionar ante las cosas, que no serían la mejor opción de Dios para mí, son los momentos y circunstancias allá afuera que no podemos controlar y no sabemos cómo arreglarlas, tomando en cuenta que arreglarlas no es nuestra carga, no es nuestro trabajo arreglarlas.

 

Esto es lo que significa que debemos estar alerta y tener la mente clara, como dicen los versículos, ser sobrio y autocontrolado, una mente lúcida puede ser autocontrolada. Osea que estamos calmados y recogidos en nuestro espíritu, que respondemos más de lo que reaccionamos. No respondemos cuando alguien nos ofende o nos lastima, no les devolvemos una ofensa, sino que somos capaces de mantener la calma y la serenidad en el momento.

 

Es tan difícil lograr algo como esto, para muchos de nosotros.

 

Pero esto es todo, eso es estar rendido y sometido al poder del Espíritu Santo, moviéndose y obrando en nosotros, porque el autocontrol es algo muy difícil que tengamos en algunas circunstancias límite, cuando nos sentimos afectados, especialmente de forma consciente, por eso, lo podemos ver como una forma de manifestación del Espíritu Santo en nuestra vida, cuando sintiéndonos atacados o afectados podemos sentirnos cómodos haciendo uso de esta habilidad.

 

Nosotros, tomamos la decisión de venir a Cristo y rendirnos al Espíritu Santo, para que él pueda moverse y trabajar en nosotros, de una manera que nos permite que respondamos autocontrolados de forma sobria, y nos permite estar alerta, despierto, vigilante de lo que sucede a nuestro alrededor.

 

Recuerdo claramente cuando estudié en la universidad en Costa Rica y cómo cada uno de mis sentidos estaba en alerta máxima todo el tiempo, especialmente durante la primera semana que estuve allí. Recuerdo que estaba exhausta porque mis oídos estaban constantemente atentos a tener que escuchar español el 100% del tiempo.

Ya sabes, mi mente estaba en alerta máxima porque estaba en un nuevo entorno, caminaba a la escuela desde la casa de la familia en la que me estaba quedando y recorría mi camino, encontrándome con diferentes cosas, haciendo nuevas amistades, la comida, los sabores, los olores todo era una experiencia nueva.

Y solo recuerdo haber estado sobre estimulada, porque todo era nuevo.

 

Algo muy parecido es el autocontrol: tenemos este sentido elevado de conciencia de lo que sucede a nuestro alrededor, de modo que no nos vence la tentación de reaccionar en lugar de responder.

 

Creo que lo más difícil es cuando intentamos tener ese tipo de conciencia por nuestras propias fuerzas.

No nos corresponde a nosotros manejarlo realmente por nuestra cuenta, es cuando recibimos el Espíritu Santo quien nos ayuda a lograrlo aun cuando se llame autocontrol.

 

El Autocontrol es entregarnos al Señor, que Él pueda moverse y obrar a través de nosotros para que, entregados a Él, nuestra conducta sea una manifestación de su presencia en nosotros.

 

Y cuando estemos a punto de reaccionar a algo, pero tengamos conciencia sobre nosotros mismos, podamos decir algo como, Señor, estoy a punto de reaccionar, ayúdame, ayúdame Espíritu Santo, ¿cómo se habla con la verdad? En esta situación ayúdame Señor a saber si debo o no responder?.

Dios me ayuda a saber qué palabras necesito decir o no.

¿Es este un momento en el que se supone que debo intervenir o no?

Y si me interpongo, Dios, dame la claridad, para saber qué es lo que quieres que diga.

Es ser lo suficientemente autocontrolado como para decir No a mi manera, y Sí a tu manera, Señor, guía y dirige mis palabras, mis reacciones, mis respuestas, porque cuando quiero reaccionar de una manera descortés y sin amor, sé que eso no es Dios, porque simplemente no es su carácter.

 

En retrospectiva, es fácil mirar hacia atrás y decir: Sí, probablemente no debería haber respondido así.

Pero el autocontrol consiste en poder atraparlo incluso antes de que salga de nuestra boca.

Se trata de poder entender que estoy a punto de tomar una mala decisión y nos detengamos antes de seguir adelante.

 

Hay muchas cosas en esta vida que pueden hacer que no tengamos la cabeza clara, pueden ser relaciones, pueden ser heridas de nuestro pasado que nos hace incapaz de pensar con claridad en determinadas situaciones.

 

También si estoy perdiendo el control con lo que sea que esté sucediendo a mi alrededor, porque estoy metiendo o permitiendo situaciones o una herida del pasado me controlé de tal manera que no puedo responder de una manera piadosa, entonces entiende que esa es una oportunidad para que le pidamos a Dios que nos perdone y sane de nuevo, de adentro hacia afuera, porque nuestras reacciones provienen mucho de un corazón herido, de un lugar en nuestro corazón en el que no hemos permitido que Dios entre. Así que estamos reaccionando, vomitando el dolor de la herida.

 

Eso es todo.

 

Y continuando en el versículo ocho, dice dos cosas de las que quiero hablar muy rápido aquí.

 

En Efesios, seis, habla de la armadura de Dios, el escudo de la fe. Entonces aquí estamos hablando de autocontrol, viviendo con la mente despejada, reconociendo que estamos protegidos por esta armadura de fé, ella se mueve y trabaja para recordarnos, que somos sus hijos, por nuestra fé en Jesús y que nuestra salvación es segura, y la fé es un escudo de dominio propio.

 

Actúa como una capa protectora para que vivamos una vida autocontrolada. Y luego también continúa diciendo, usar nuestro casco como la confianza de nuestra salvación.

 

Así que nuevamente, volviendo a la armadura de Dios en Efesios, seis que habla de nuestra salvación como un casco. Es la salvación que protege nuestra mente del miedo, de la preocupación, sabiendo que somos salvos, que Jesús murió en la cruz para salvarnos y darnos un futuro o eternidad segura.

 

Eso significa que cuando nos vestimos de nuestra salvación, cuando Dios nos da ese regalo de la salvación, no tenemos que preocuparnos más por las cosas de esta vida.

 

No tenemos que preocuparnos por nuestra eternidad. Pero creo que a menudo vivimos, sin aferrarnos a la belleza de ese casco de salvación, esa armadura que nos ponemos.

 

Por eso la fé es realmente una elección diaria.

 

Lo he dicho antes, esa es una de las prácticas que me gusta hacer cada mañana, un tiempo de silencio caminando a través de la oración, poniéndome la armadura de Dios, el casco de la salvación, el escudo de la fe, la coraza de la justicia, el cinturón de la verdad y el evangelio de la paz en mis pies, lista para partir. Armada para lo que sea que tenga el día.

 

Y es una imagen hermosa que realmente engloba la idea de autocontrol. Cuando estamos armados, estamos listos para encontrar cualquier cosa que se nos presente, con el poder de Dios de nuestro lado. Amén.

 

Oremos

 

Tu Padre celestial Dios, te agradezco mucho esta mañana porque eres nuestra protección, danos la oportunidad de vivir una vida con autocontrol.

Y Dios, sé que en nosotros mismos y por nosotros mismos, no tenemos la capacidad de vivir el autocontrol. No tengo la capacidad de controlar mi lengua, no tengo la capacidad de controlar mis reacciones a las cosas, pero Dios, por tu poder, por este escudo de la fe y la gracia de la salvación y siendo un hijo tuyo, me das ese poder. Así que gracias, Señor, que el poder de vivir una vida con autocontrol esté disponible para todos nosotros.

 

Oro para que deseemos vivir vidas que tengan la mente clara, que seamos sobrios y que nuestra mente esté sobria en nuestros corazones, que podamos no quedar atascados por las cosas de este mundo y permitir las distracciones, y no poner cosas en nuestros cuerpos que hacen que no pensemos con claridad.

 

Señor, te pido que si hay alguna herida de nuestro pasado que no te hayamos entregado, para que la sanes, te pido que lo hagamos hoy. Oro para que tengamos el coraje de dejar ir esas heridas, para que pueda sanar esa parte de nosotros y que podamos vivir de nuevo una vida autocontrolada que no nos obstaculice esa herida de nuestro pasado que no respondamos por la herida Señor, sino por la sanidad.

 

Agradecemos por la compasión que has tenido por nosotros, agradecemos desde los lugares de nuestra vida en los que hemos visto tu gracia y tu misericordia tan profundamente.

Entonces, Señor Dios, te agradezco que hayas mostrado en nuestras vidas que nos recuerdas que estuviste allí en las pequeñas cosas

Qué te preocupas tanto por las pequeñas cosas de nuestra vida y por las grandes cosas que cambian la vida. Padre, oro para que no haya nada en nuestra vida de lo que no estés consciente.

 

Padre, te agradezco esta semana.

 

Te agradezco por donde nos has traído. Rezo para que podamos pasar el tiempo hoy meditando en esta palabra y permitiendo que estas palabras nos transformen de adentro hacia afuera en el precioso y santo nombre de Jesús. Te lo ruego,

y que reciba la gloria ahora y para siempre.

 

Amén y amén.

 

Bueno, gracias por estar conmigo hoy .

 

Solo rezo para que tengas un fin de semana increíble en el que estés descansando en la presencia de Dios que Él te dé exactamente lo que necesitas y para que tengas un fin de semana de descanso y llenes tu copa de esperanza, fe, amor y gozo, y nunca olvides Su gracia.

 

Estén bien y sean bendecidos.

Adiós.

Transcrito por Carola Pérez-Vera