Quédate: Superando el pecado

 

¿Alguna vez has considerado que refleja tus personajes favoritos de Looney Tunes sobre tu personalidad?

 

Comencemos esta conversación preguntando: ¿Quiénes fueron tus personajes favoritos de caricaturas?

 

Crecí viendo dibujos animados los sábados por la mañana con mi hermano Zach. Tenía algunos personajes favoritos, pero cuando se trata de elegir un ganador, hay dos. Speedy González y el Corre Caminos.

 

Cuando era niña, mi apodo era “Ruedas”. Me encantaba correr, yo era buena en eso. Me fascinaba correr las bases en el softbol y sentir el golpe de mi taco contra el plato, había tal sensación de logro en eso, que todavía me encanta correr, hay algo liberador en la velocidad y la capacidad de usar mis propios pies para llegar a donde quiero ir. El impulso físico de correr siempre ha sido bueno para mi alma.

 

Speedy y el Corre Camino usaban su increíble talento de correr a alta velocidad, como método para escapar. Su habilidad de correr dejaba  atrás a quienes los perseguían constantemente y correr era la única protección que necesitaban, para no ser la sabrosa comida de Sylvester y el Coyote.

 

Si volvemos a la primera pregunta planteada, “¿qué dice tu personaje favorito de tu personalidad?” Yo me hice esa pregunta, ¿es casualidad que te identifiques con esos personajes “Ruedas”? No tengo a Sylvester o al Coyote detrás de mí para hacerme su próxima comida, pero soy propensa a correr.

 

¿Te identificas? ¿También eres propenso a correr cuando te enfrentas a un desafío como en Corre Camino frente el Coyote, y la única manera que ves para salir de la situación es corriendo? 

Sea lo que sea de lo que te encuentres huyendo o de lo que te sientas amenazado, estás en buena compañía. 

 

Como ya hemos estudiado este mes, hay varios personajes en la Biblia que también pueden relacionarse con Speedy Gonzalez y el Corre Caminos. Si puedes creerlo o no, todavía hay más para estudiar y aprender.

 

Tomemos a Moisés como nuestro ejemplo hoy, en La Copa de la Esperanza.

 

Moisés tuvo una vida interesante, un niño hebreo, criado en la casa del Faraón, cuando tuvo edad suficiente, quiso aprender más sobre su familia de origen, por lo que va al área donde viven los hebreos y ve a un compañero hebreo siendo golpeado por un egipcio.

 

¿Te imaginas cómo se pudo haber sentido? Se enfureció y tomó el asunto en sus propias manos.

 

Éxodo 2:12: “Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.”.

 

Un hombre hebreo, que creció en un hogar egipcio, defendió a su hermano hebreo, un hombre que no había visto ni conocía. Al día siguiente Moisés regresa a visitar a su pueblo hebreo y se topa con otra discusión, esta vez la disputa fue entre dos hombres hebreos. Moisés nuevamente se siente movido a intervenir.

 

Éxodo 2:14Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto.

 

¿Alguna vez has estado en el lugar donde estás mirando a tu alrededor, mirando por encima de tus hombros para ver, si alguien está mirando Y cuando ves que no hay nadie, das el paso, y cruzas la línea? Quizás has dicho que sí a algo, a lo que no dirías que sí, si la gente estuviera mirando

 

En algún nivel, todos podemos identificarnos con Moisés cuando miró por encima del hombro antes de cruzar la línea, y también podemos identificarnos con su próxima decisión de correr.

 

La pregunta que hizo el hombre hebreo abrió una oleada de miedo. Y lo que él creía que nadie había visto, lo supo el hombre más poderoso de todo Egipto, el Faraón.

 

En el versículo 15 encontramos a Moisés, huyendo de la escena para salvar su propia vida.

 

Éxodo 2:15 Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián.”

 

No tenemos el privilegio de saber qué estaba pasando por la mente de Moisés en esos momentos huyendo del Faraón, pero podría parecerse al juego del gato y el ratón de Speedy y Sylvester.

 

Me imagino que así como hizo Moisés antes de matar al egipcio, pasó los primeros días, meses y tal vez años mirando por encima del hombro, preguntándose cuándo lo encontrarían los hombres del Faraón.

 

La historia de Moisés nos recuerda que no podemos escapar de nuestros errores. No podemos escondernos para siempre y que incluso cuando pensamos que nadie está mirando, de alguna manera, lo que se hace en la oscuridad, será sacado a la luz 

 

Lucas 12:2-3: “Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.”

 

Pero la historia de Moisés no termina ahí. La luz expuso la oscuridad de lo que Moisés había hecho y él corrió, pero en la carrera, en la clandestinidad, Dios le salió al encuentro. Dios se reunió con él y le pidió que hiciera lo único que de seguro le causaría aún más miedo a Moisés: encontrarse con Faraón cara a cara.

 

Dios le pidió a Moisés que regresara al lugar que había estado evitando intencionalmente para preservar su vida. Al igual que con Moisés, quizás Dios quiere encontrarse contigo en tu huida, tal vez como Moisés, has estado corriendo durante años de tu pasado, quizás has estado tratando de dejar atrás tus errores, o los errores que han cometido contra ti.

 

Si te encuentras mirando hacia atrás o por encima del hombro, preguntándote si tu pasado finalmente te alcanzará, no estás solo.

 

No tienes que seguir corriendo, o mirando hacia atrás. No puedes escapar de tu pasado, no puedes escapar de tu dolor, no puedes escapar de tus errores. Pero puedes encontrar descanso en Jesús, puedes encontrar paz en él. Dios usará el desorden de tu pasado y hará algo hermoso con eso. No más carreras, estilo Speedy González, no más correr Correcamino. No importa lo que hayas hecho, la sangre de Jesús lo cubre. La sangre de Jesús lo lavó y lo limpió.

 

Tú, amigo mío, puedes dejar de mirar por encima del hombro y dejar de tratar de escapar de los errores de tu pasado, en cambio, mira hacia adelante y deleita tus ojos en Jesús, y verás que Él ya se está deleitando en ti.

 

Padre Dios, gracias por el humor de los Looney Tunes y las historias de tragedias y triunfos identificables que leemos en la Biblia. Dios deléitate en tu pueblo, usa nuestros errores y nuestra forma de correr. Nada es demasiado difícil para ti, Dios. Y ningún pecado es demasiado grande para que tu sangre Jesús, no lo cubra. 

Estoy agradecida de que nos encuentres en nuestra huida del pasado. Te agradezco que podamos dejar de huir de lo que pasó y comenzar a correr hacia tus brazos amorosos.

 Abrázame de cerca, Señor, mientras elegimos dejar de huir de nuestro pasado y confiar en ti. 

En el nombre de Jesús, que tus palabras y la historia de Moisés produzcan frutos en el corazón, la mente y la vida de todos los que la leen. 

Amén y amén.

 

Si sus errores del pasado lo han perseguido durante el tiempo suficiente y está listo para dejar de tratar de dejarlos atrás, comuníquese conmigo. Creo que también te puede impactar mi libro Ascent to Hope, donde verás que no estás solo en tus errores.

Transcrito por Carola Perez-Vera