Contabilizando: Ama cuando es más fácil odiar

 

“¿Por qué debería dejar que Cora juegue con mi balón de fútbol? ¡Ella NUNCA me deja usar sus cosas!” dijo Lidia.

“¡Eso no es tan cierto, Lydia! ¡SÍ te dejo usar mis cosas, pero luego las rompes!, al menos yo NUNCA rompo tus cosas”

 

Profundicemos en otro día de “ventilar los trapos “en la vida de los Winslow, comenzamos. Aquí tenemos a Lidia, una autoproclamada como “desprendida” de diez años, dando un paso al frente porque está convencida de que su hermana mayor, quien es catalogada por ser más protectora de sus cosas que ella misma, NUNCA comparte ninguna de sus posesiones.

 

Y tenemos a la hermana mayor proclamando su versión en la que ella “SIEMPRE” comparte todo y más, pero, se las devuelven rotas.

 

Este es solo otro día en la vida de las hermanas que contabilizan, quién compartió qué, cuándo, y quién lo rompió. ¿Quién ya no quiere compartir de nuevo?, o ¿qué?, no se quiere volver a prestar.

 

No creo ni por un momento que mis chicas no se amen. Pero tampoco dudo ni un momento que necesitan alguna intervención divina para cambiar el hecho de que están siendo egoístas y sacan cuentas de lo que suponen que dan o que merecen recibir.

 

Este pequeño roce sobre un balón de fútbol entre mis chicas es nada más, un micro ejemplo de la raíz de egocentrismo que se filtra en nuestro mundo caído. Sé que mis hijas no son las únicas en la situación de querer dar poco y recibir mucho, para asegurarse de obtener lo que piensan que es “correctamente” suyo y algo más.

 

Este comportamiento no es exclusivo de los hermanos y ni siquiera es un comportamiento exclusivo de los niños, preadolescentes y adolescentes, es definitivamente un comportamiento que abarca la raza humana.

 

Acerca de cómo es el amor en 1 Corintios 13:5, nos dice, “el amor no deshonra a los demás, no es egoísta, no es irritable y el amor no lleva registro de los agravios.”

 

Esta semana en Cup of Hope echamos un vistazo a cada una de estas descripciones que nos dan una idea de lo que no es el amor.

 

Conocer lo que dice la palabra, nunca es suficiente para mí, necesito profundizar en ella, escudriñar, en el “¿por qué?”, en el “¿qué es?” lo que Dios quiere de mí.

 

¿Por qué como humanos, tendemos a ser egoístas y llevamos una cuenta o un registro de los errores de los demás?, ¿Por qué nos es más fácil deshonrar en lugar de honrar y nos volvemos irritables en lugar de amables?

 

Mientras pensaba en cada una de estas descripciones y echaba un vistazo a mi propia vida y el cómo respondo a personas y situaciones. Entendí, mi propio por qué y me di cuenta de que se necesita, mucha conciencia, intencionalidad, oración y deseo de alejarse de estas actitudes, para poder lograr transformar nuestro comportamiento hacia uno más desinteresado, gentil, honrando, desprendido, generoso y servicial.

 

Creo que inherentemente nos ponemos a nosotros mismos en competencia con otros, nos vemos como el centro del universo, queremos y creemos que todos y todo debe girar a nuestro alrededor. Y a medida que Cristo obra en nosotros esto cambia y pasamos de estar en el centro a estar al margen.

 

En la universidad solía bromear con Marshall (que es la persona más desinteresada que conozco) de que el mundo no gira en torno a él. Solía ​​levantar mi puño derecho y decir, “aquí está el mundo”. Y luego

levante el dedo índice izquierdo en el aire y decía: “Y aquí está Marshall”. Con un tono juguetón, yo tomaba mi puño y lo giraba alrededor de mi dedo izquierdo, mientras bromeaba “El mundo gira alrededor de Marshall”.

 

No pienso que Marshall haya creído alguna vez, que el mundo gira a su alrededor. Él no es así.

Él siempre está mirando por el bien de todos, buscando el ganar-ganar, buscando la solución que será de ayuda para todos los involucrados. Burlarme de él era realmente mi forma incómoda de decirle lo mucho que deseaba ser como él, ser como el Jesús que veía en él.

 

Veinte años después, matrimonio, hijos, trabajos, deportes, actividades, vacaciones, en las que ha tenido muchas oportunidades para mantener un registro de los errores que se han cometido en contra de él y por las cuales ha tenido muchas oportunidades de ser irritable, ha tenido muchas oportunidades de elegir la deshonra y ser egoísta. A pesar de las muchas oportunidades de optar por no ser amoroso, ha prevalecido Jesús obrando en él. De hecho, me he irritado con él antes, por no estar irritado, por no ser más egocéntrico. Ha habido momentos en los que quería que él fuera tan duro conmigo como yo lo soy conmigo misma. Pero no lo hizo.

 

¡Qué “ilógico” es eso!, (diría mi abuela)

El amor no deshonra y el amor no busca su propio beneficio. Eso significa amor, el amor de Dios obrando en nosotros, no buscando hacer nuestra propia justicia. La versión AMPC dice que “el amor no insiste en sus propios derechos o su propia manera.”

 

¿Con qué frecuencia nos vemos atrapados en asegurarnos de recibir nuestra parte, recibir el pago de nuestras cuotas? ¿Con qué frecuencia nos quejamos sobre aquellos que tienen más que nosotros, haciendo declaraciones de “simplemente no es justo”?, y también justo en esos momentos de autolástima ¿Con qué frecuencia, nos negamos a ver la obra de Dios, la provisión de Dios, la protección de Dios, la paz de Dios o el favor de Dios?

 

Podemos estar tan consumidos por el “nosotros” y el “contra ellos”, comparando y compitiendo, por lo que creemos es el “deber ser” de la repartición, que somos incapaces de ver las bendiciones de Dios a nuestro alrededor.

 

¿Con qué frecuencia saltamos rápidamente a conclusiones y nos volvemos locos, todo en nombre de tener la última palabra, o demostrando que teníamos razón, y “te lo dije”?

 

No podemos permitir que pequeñas irritaciones se apoderen de nosotros, y nos hagan desperdiciar nuestro tiempo, energía y espacio mental distrayéndonos, obstaculizando el poder amar, a la persona con la que estábamos molestos, generando odio hacia ellos. Eso es lo que produce la irritación, porque la ira fácilmente provoca odio.

 

¿Y con qué frecuencia hacemos nuestra lista y la revisamos dos veces como la carta a Santa Claus? Solo que nuestra lista son los males que se nos hacen, que tienden a pesar más, que las cosas buenas o al menos eso parece. Nos resulta difícil hacer un seguimiento de las bendiciones que se nos han otorgado, pero si podemos centrarnos en gran medida en los errores que hacia nosotros, consideramos que nuestro prójimo comete.

 

¡Digo que es hora de que tomemos la hoja de conteo, la lista de los males que nos han hecho y las listas de comparaciones y tirarlas al fuego proverbial! ¡No necesitamos esas listas! ¡No necesitamos el conteo! ¡No necesitamos el registro de errores!

 

Esta semana elegimos cambiar nuestras hojas de conteo por actos de bondad, sin condiciones. Elijamos enfocarnos en amar bien a los demás sin importar cómo se reciba y cómo somos tratados en respuesta. Esta semana oremos por una obra de Dios en nuestros corazones y vidas, que nos ayude a no ser fácilmente llevado al enojo y ser personas dispuestas a honrar y demostrar honor.

 

¡Padre celestial, Dios eres tan digno! Te agradezco que no seas un Dios de competencia sino un Dios de amor. Oro para que no registres nuestras transgresiones, sino que las deseches como dices en el Salmo 103:12 “… eches tan lejos como el este es, del oeste, para nunca más ser recordado”.

 

Señor, que esto nos anime y pasemos esta gracia a aquellos en nuestras vidas, a los que tú nos has llamado al amor. Que tu amor que obra en nosotros honre a los demás, que tu obra en nosotros nos haga difícil el enojarnos y que seamos personas que no persigan su propio bien y justicia poniendo las necesidades de las otras personas antes de las nuestra.

Señor, estas no son oraciones fáciles. Estos no son temas ligeros y sabemos que es solo a través de tu Espíritu, que obra en nosotros, es que podemos amar a los demás de la manera en que nos has llamado a hacerlo.

 

Que nunca nos cansemos de hacer el bien como dices en *Gálatas 6:9.

En el precioso nombre de Jesús. Amén.

 

¿Está buscando respuestas para ayudar a su ser querido que está luchando con un problema que controla su vida?

Asciende a la Esperanza, y encuentra la respuesta que buscas.

 

*Gálatas 6:9: No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.