Buenos días, es hora de una Copa de Esperanza.

 

Soy Stephanie Winslow y estoy muy contenta de estar con ustedes para traerles un mensaje de la Palabra de Dios, es maravilloso para mí, tener la oportunidad de traer a Cristo a tu hogar, ya que visitando este blog y leyéndolo, estás abriendo la puerta, permitiéndole a Cristo entrar en tu hogar y en tu vida, simplemente no hay mejor lugar para estar, no hay nada mejor que podamos hacer con nuestro tiempo, que pasarlo con Dios. Así que gracias por hacer de eso una prioridad en tu vida, convirtiendo este momento en algo importante para ti.

 

Tal vez es la primera vez que realmente se te presenta un mensaje de Dios y quiero decirte, que si esto es nuevo para ti, si esto es algo que no es parte de tu rutina, aquí conocerás quién es Jesús, aprenderás acerca de Dios, quién es él y empezarás a tener una relación personal con Dios, te animo a revisar más de los recursos que proporcionamos, ya sea aquí en mi sitio web, stephanie.callkayla.com, o puedes ir al canal de YouTube y buscar Cup of Hope y encontrar muchos videos para ti.

 

Hoy continuamos nuestro viaje, esta semana, estamos comenzando a hablar sobre las virtudes, las virtudes que encontramos en la Biblia, las características del cambio que tenemos a medida que crecemos en nuestra relación con Dios, Él hace crecer estas cualidades en nosotros como resultado de nuestra relación con él.

 

Pienso que es muy interesante, si miras hacia atrás en tu vida, y ves cómo Dios te ha cambiado, cómo te ha hecho crecer, te ha fortalecido y te ha equipado para vivir más como Él, crecer más en su carácter y llegar a ser una persona de fe más fuerte, consolidando estos dones y estas virtudes en tu vida que permiten que el Espíritu Santo trabaje en ti y a través de ti.

 

Es muy satisfactorio reflexionar sobre esto y es eso lo que estamos haciendo hoy, reflexionar y orar para crecer en Cristo, agradeciéndole todo esto a Dios.

 

La virtud de hoy es Creciendo en amor.

 

Sé que suena sencillo. Sin embargo, Dios nos dice que usa las cosas simples del mundo para desconcertar y confundir a los sabios. Usa las cosas simples y hay dos mandamientos que nos los dicen: Amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. A los que le preguntaron a Jesús, mientras deambulaba por esta tierra, cuáles eran los mandamientos más importantes, esa fue su respuesta. Esos son los dos mandatos. Amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas, pero también ama a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

 

No es tan fácil como parece, en realidad es bastante desafiante, porque hay una gran barrera para amar a Dios y esa barrera, es el yo.

El yo, que es el supuesto amor propio, dando más importancia a mis deseos, mis pensamientos, mis sueños, mis ideas, mis tendencias, lo que me hace sentir cómoda, todas estas cosas, compitiendo con mi relación con Dios.

 

Para ser honesto contigo esta mañana, podría haberme quedado dormida.

Estuve muy tentada a seguir durmiendo, porque anoche nos acostamos muy tarde después de un largo día de filmación, pero sé que Dios me ha llamado para hacer esto y reunirme con ustedes mañana tras mañana.

 

Y entonces, mi manera de mostrarle a Él cuánto lo amo, cuánto valoro la relación con él, es ser fiel a lo que él me ha llamado a hacer. Estoy siendo fiel sin importar lo que me apetezca, sin importar si quiero hacerlo o no.

 

Se trata de poner a Dios primero en mi vida y primero mi relación con él, eligiendo estar lo suficientemente entregada a él, para poner mi “yo” en el altar, entregándolo para que el Señor pueda trabajar y hacer lo que necesita hacer a través de mí.

 

Así que voy a hacer todo lo posible para trabajar en alineación con Dios y quitarme del medio, pero eso a menudo, al menos para mí, es una de las partes más difíciles, por el contrario lo que menos quiero, es ser una barrera, un obstáculo para impedir que otros conozcan a Dios, o que yo sea un obstáculo que me impida conocer a Dios, a Jesús en un nivel más profundo.

 

Efesios cinco dos dice, vive una vida llena de amor. Siguiendo el ejemplo de Cristo, Él nos ama y se ofrece a sí mismo por nosotros como sacrificio vivo agradable a Dios.

 

Vivamos una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo, el mayor ejemplo de amor que Cristo nos dio, fue dejarse sacrificar, tendido, puesto en la cruz, golpeado, magullado, traspasado, burlado y rechazado e intimidado.

 

Jesús es el regalo supremo del amor de Dios, Él aceptó dar su vida por nosotros en la cruz.

 

Así que, vivamos como ejemplos de Jesús, dando nuestras vidas, en obediencia para hacer lo que Él nos ha llamado a hacer, para que otras personas puedan saber acerca de Dios. Ser obediente a Él, es hacer lo que Él te ha pedido que hagas, tal vez sea en este momento, servir a tu familia,

no sé qué es lo que te pide que hagas, pero sí sé, que él, te ha mandado amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas, y también amar a tu prójimo como a ti mismo.

Y nuestra oración es para que Dios nos dé la capacidad de vivir una vida llena de amor siguiendo el ejemplo de Cristo.

 

Y luego Gálatas 525 dice que, ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la dirección del espíritu en cada parte de nuestras vidas.

“En cada parte de nuestras vidas”, esa fue la parte de este versículo que realmente me llamó la atención, en cosas pequeñas o grandes debemos pedir la guía del Espíritu Santo, y es por lo que he estado orando mucho, para no ocultarle nada a Dios, no quiero que haya ninguna parte de mi vida, o de mi corazón sobre la que él no tenga el control.

-Dios, muéstrame las áreas de mi vida, las áreas de mi corazón, que te estoy ocultando.

 

Por eso este versículo me llama la atención, porque permitir que el Espíritu nos guíe, puede dar miedo, porque no es parecido a como vive el resto del mundo; Tu vida, no va a encajar siempre, y esto tiene sentido, porque si volvemos a lo primero que dijimos en este estudio a cerca de las cosas simples del mundo, para avergonzar a los sabios; Entonces eso es parte de cómo Dios hace las cosas en la tierra, para que podamos recordar que no se trata de nosotros, no se trata de nuestros talentos, no se trata de nuestra educación, o falta de educación, o lo que sea que usemos para sabotearnos y no avanzar hacia el lugar donde Dios necesita que estemos, para traer gloria y honra a él y a su reino.

Así, si somos guiados por el Espíritu, significa que estamos lo suficientemente entregados al espíritu como para no vivir para nosotros mismos, ni poniendo primero nuestras cosas.

 

He visto personas vivir una vida llena de amor y también ser guiados por el Espíritu, como este grupo de personas, este equipo con el que hemos estado trabajando, probablemente más de lo que lo he visto en ninguna parte. Es un grupo de personas que quieren vivir sus vidas en una entrega santa a Dios, orando juntos, buscando estar en sintonía con el Espíritu Santo, con lo que el Espíritu Santo nos pide que hagamos, cómo vamos a interactuar y a comportarnos, lo que ha sido tan asombroso para mí es también ver cómo cada persona desea servir a la otra, incluso estábamos hablando de eso anoche, cuando terminamos la última serie de videos, de como, cada uno, está pendiente de los demás, hasta el más pequeño detalle fuera de lugar, para que esa otra persona se vea lo mejor posible frente a los invitados o los espectadores del programa.

 

Trabajamos juntos por un logro con la tranquilidad que te da, el saber que hay alguien más que te respalda, que están tus compañeros de equipo para ayudarte.

Entonces somos guiados por el Espíritu, eso significa que estamos lo suficientemente entregados al espíritu como para no vivir para nosotros mismos.

 

El formar parte de un equipo en el mismo espíritu es un sentimiento increíble saber que estas personas se preocupan tanto por mí, qué quieren que luzca lo mejor posible.

Y eso ha sido un ejemplo asombroso del amor de Dios, viviendo por el Espíritu, permitiendo que el Espíritu dirija y guíe,  y con este equipo probablemente lo haya experimentado más que en toda mi vida.

 

Estoy abrumada, no he dormido lo suficiente todavía para procesar lo que ha sucedido en los últimos días. Pero sé que Dios es bueno. Y me ha dado este ejemplo vivo de cómo quiere que sea este reino.

 

Así que oremos para que Dios nos ayude a Crecer en amor.

 

Querido Padre Celestial,

Venimos ante ti esta mañana, elevando Tu palabra, reconociendo a Dios , que nos has llamado a crecer en amor, nos has llamado a amarte con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas, nos has pedido, amar a los demás, amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Dios, es tan fácil sentir que estamos creciendo en amor, pero aun así también crecemos en el amor a nosotros mismos. Nos amamos a nosotros mismos más que amar a otras personas o amar a otras personas antes que a ti. Estamos más preocupados por nuestra apariencia, lo que necesitamos y queremos hacer, que preocupados por nuestro prójimo o por ti Señor.

Así que, Padre, te pido que hoy nos ayudes a crecer en el amor, a crecer en nuestro deseo de estar rendidos a ti. Que sigamos entregándote nuestras vidas, reconociendo que al hacerlo, ese es nuestro acto de amor hacia ti de la misma manera que leemos en Efec. 5:2, que debemos utilizar a Cristo como ejemplo para nuestras vidas. Él puso su vida en la cruz por nosotros.

Él dio todo de sí mismo por nosotros para estar en relación contigo.

 

Y nos pides que vivamos como Cristo vivió en esta tierra, entregando nuestras vidas. Es diferente, no estamos en una cruz. No estamos siendo crucificados en una cruz, pero estamos eligiendo vivir nuestras vidas en obediencia a ti, vivir nuestras vidas rendidas a tu espíritu, permitiendo que tu Espíritu Santo se mueva y trabaje a través de nosotros.

 

Y permitiendo que nuestra fuerza venga de tu espíritu.

Gracias Padre por todo esto. Oro para que tu Espíritu Santo esté sobre todos y cada uno de los hogares. Oro para que tu Espíritu Santo esté presente y que continuemos creciendo y amándonos juntos como hermanos y hermanas, como tu familia.

 

Y gracias a Dios por todo esto en el nombre de Jesús. Amén.

Amén.

 

Gracias por acompañarme en la Copa de la Esperanza.

Adiós.

 

Transcrito por Carola Pérez-Vera