Quédate cuando es más fácil huir: Frustración, Desobediencia y Confianza en Dios.

 

¡Vaya! Cómo puedo relacionarme con el sentimiento de escapar que tengo en cada gramo de mí, queriendo huir y esconderme cuando el mundo se vuelve duro y pesado. De hecho, mi inclinación a correr se está disparando ahora. Quiero huir del dolor de mi corazón por la pérdida de mi mamá. Quiero huir de los recuerdos de su sufrimiento. Quiero huir de las personas que quieren ayudar, apoyar y ser amables. Quiero huir de la música y sentarme en el silencio SOLA.

 

Los momentos en los que me siento más vulnerable por mi propia humanidad y la fragilidad de la vida es cuando más ganas tengo de correr.

 

Estoy tentada a huir de Dios. Pero justo cuando pienso que lo haré, me recuerda su fidelidad, su bondad, su amor por mí y por mi mamá. Me recuerda la realidad y calidad de vida de mi mamá. Y en lugar de correr, decidí quedarme.

 

¿Te identificas con esto? ¿Has sentido el tirón en tu corazón que te dice que huyas de todo en lo que has confiado debido a lo rocoso de la vida? Sé que parece que existe estabilidad,  al ignorar la realidad.

 

Correr, propone ser la mejor opción para los soñadores, descorazonados, afligidos, destrozados. Huyendo de la realidad de lo que es, pasando al próximo cuento de hadas percibido. Superando el dolor y la tristeza del corazón. El caso es que tarde o temprano la herida alcanza al corredor. Y la vida que dejamos en el polvo para perseguir el próximo cuento de hadas termina siendo más como una fábula oscura. No se puede escapar de la realidad, solo se puede ocultar por un tiempo.

 

Esta semana en Cup of Hope conoceremos a tres mujeres que son corredoras. No, no corren en el equipo de campo traviesa. Quieren huir de la realidad de sus circunstancias actuales o alientan a otros a huir de su realidad.

 

La esposa de Job

 

La primera mujer que conoceremos esta semana es la esposa de Job, quien junto con Job también experimentó toda la pérdida que él sufrió. Perdió a sus hijos, su hogar, sus cultivos, sus animales. Todo lo que les quedaba era su salud, y fue entonces cuando la salud de Job lo abandona. ¿Qué van a hacer? ¿Qué va a hacer ella con todo el dolor, la pérdida, la decepción y la desesperación? En Job 2:9-10 leemos su situación y la respuesta de Job.

 

Job 2:9-10 “Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.”.

 

¿Puedes culparla? ¿Puedes culparla por querer que termine el sufrimiento? Pero Job en este momento crucial sabía que si seguía el consejo de su esposa de maldecir a Dios y morir, sería la muerte no solo de su cuerpo, sino también de su alma. Esta muerte sería una muerte mucho mayor que dejar esta vida terrenal.

 

Puede que usted esté leyendo esto y a la vez esté enfrentando circunstancias difíciles como: pérdida, duelo, tensión financiera, problemas laborales, desafíos matrimoniales, enfermedad y más. Si te encuentras aquí con capas de sufrimiento, ¿qué elegirás, huir de Dios como un “tonto” o en su lugar correr hacia Él?

 

La esposa de Lot

 

La segunda mujer que encontramos esta semana en Cup of Hope es la esposa de Lot. Dios estaba en el proceso de destruir a Sodoma y Gomorra debido a su atroz y flagrante pecaminosidad. Abraham le había suplicado a Dios que salvara a todos los justos que vivían allí y sus parientes, la familia de Lot, estaban entre los que se salvarian.

 

Es durante esta misión de rescate que conocemos a la esposa de Lot. Mientras se lleva a la familia fuera de la ciudad a un lugar seguro.

 

Génesis 19:26: “Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.”.

 

Miró hacia atrás después de que un ángel del Señor le dio instrucciones.

 

Génesis 19:17: “Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.”

 

¿Por qué miró hacia atrás? ¿Por qué habrías mirado hacia atrás si estuvieras en sus zapatos?

 

Pienso que la esposa miró hacia atrás, porque una parte de ella anhelaba volver al lugar que conocía como su hogar, sin importar lo malvado que este fuese. Pienso que luchó entre, dejar lo que era cómodo para ella y su confianza en Dios hacia lo desconocido, incluso si esto significaba salvar su vida y la de su familia.

 

A la esposa de Lot le faltaba fe en Dios, de que aquello a lo que él la estaba conduciendo sería mejor, que lo que ella estaba dejando atrás. Su falta de fe la llevó a correr de regreso al peor lugar para ella: Sodoma.

 

Agar, la esclava de Sarai

 

Finalmente, esta semana en Cup of Hope, nos encontramos con Agar corriendo, huyendo físicamente de su ama Sarai, debido a su mal trato.

 

A pedido de Sarai, Agar se acostó con Abraham, el esposo de Sarai, para tener un heredero. Entonces, Agar quedó embarazada, y se siente diferente en su relación con Sarai, así que empieza a ser despectiva con Sarai, su ama. Sarai se queja de la situación con su esposo Abraham y este le dice que Agar es de ella y puede hacer lo que quiera. Sarai comienza a amargarle la vida a Agar, tratarla mal y causar tensión en sus tiendas. Entonces, como lo haría cualquiera, Agar determina que estaría mejor sola, en el desierto, que viviendo en el campamento, con la animosidad de Sarai. Agar corre hacia el desierto y en su carrera encuentra a Dios.

 

Génesis 16:8: “Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora.”.

 

Como si no fuera suficiente para reunir el coraje de huir, sola y embarazada al desierto, el ángel le dijo que diera otro paso duro y aterrador.

 

Génesis 16:9-10: “Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano. Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud…”.

 

Regresar, volver a aquello de lo que hemos huido es como volver sobre los pasos del dolor. Y se le pidió que regresara y confiara en que Dios honraría su obediencia y le daría herederos más allá de su imaginación. ¿Puedes imaginar?

 

Solo puedo imaginar lo que Agar pudo haber estado pensando, “¿por qué volvería al lugar que me causó tanto dolor?” Los desafíos del desierto parecen menos difíciles que los desafíos de vivir en el campamento con Sarai. Al menos en el desierto,  su corazón no sería herido.

 

Independientemente de lo que Agar pudiera haber estado pensando, escuchó. Y ella volvió. Ella se apoderó del temor de lo que pudiera estar esperándola y confió en las palabras del ángel del Señor. Ella confiaba en que había cosas más grandes por delante para ella y para su hijo aún por nacer mientras enfrentaba sus dolores y heridas.

 

Sí, Agar se escapó. Se escapó porque correr parecía más fácil en ese momento. Y luego, cuando se le pidió que confiara en Dios para permanecer en medio del lío, ella obedeció y regresó a su lugar como sierva de Sarai y madre del hijo primogénito de Abraham, Ismael.

 

Estas mujeres que estábamos estudiando esta semana se enfrentaron a circunstancias difíciles en capas. No había formas fáciles de evitar ninguna de las situaciones que enfrentaban. Ante los días más difíciles todos optaron por correr. Lo que me lleva a creer que nosotros también somos propensos a huir. Pero al igual que Agar, que nosotros podamos escuchar la voz de Dios llamándonos a regresar a Él.

 

Señor, ayuda a nuestros corazones errantes cuando nos enfrentamos a niveles compuestos de dificultad en esta tierra. Señor, ayúdanos a PERMANECER cuando seamos tentados a huir de tu presencia. Ayúdanos, Señor, a no dudar de ti  y de tu capacidad para obrar todas las cosas juntas para el bien de aquellos que te aman y son llamados de acuerdo a tu propósito. Señor, ayúdanos a confiar en ti, como lo hizo Agar, para enfrentar el dolor que hemos tratado de escapar, de ocultar, ignorar u olvidar. Y mientras enfrentamos nuestro dolor, ayúdanos a saber que estás con nosotros, envolviéndonos en la calidez de tu abrazo. Ayúdanos, Señor, a permanecer. Estar presente contigo, permanecer de rodillas ante ti y mantener nuestra mente en ti. Amén y amén. En tu nombre Señor, sea la gloria por nuestro regreso a ti y quedarnos contigo.

Transcrito por Carola Perez-Vera